El día del intento fallido de golpe de Estado de Tejero, estaba en el colegio. Tenía 13 años y cursaba 8º de EGB. Recuerdo que don José, el profesor de matemáticas y francés, metió un transistor en la clase para que siguiéramos en directo todo lo que estaba sucediendo en el Congreso de los Diputados. Este fue mi primer contacto con el mundo del Periodismo.

Tejero entró en el Congreso gritando: -¡Quieto todo el mundo!

Y comenzó a disparar al techo. Como era un aparato de radio, no veíamos las imágenes de lo que estaba sucediendo, sólo lo escuchábamos. Teníamos que imaginarlo. Esa es la magia de la radio. Por eso sigue viva aunque coexiste con la televisión y las nuevas tecnologías.

Cuando estaba estudiando Periodismo, tuve el honor de entrevistar a Barriopedro,  fotógrafo de la agencia EFE que consiguió tomar fotos en el Congreso. Me comentó que los guardias civiles quitaron las cámaras de fotos y los carretes a los periodistas pero él, se los escondió en los calcetines, y así pudimos ver publicadas en prensa las imágenes de lo que habíamos escuchado sólo en la radio.

Fue el primer y único intento de amenaza de la joven democracia. Yo sentí miedo porque mis padres vivieron el Golpe de Estado de Franco, la Guerra civil y la posguerra y lo pasaron mal. Tenían miedo de que se repitiera la misma experiencia.

Gracias a la intervención del rey emérito Juan Carlos, se salvó la democracia. Tal vez veía peligrar su pellejo como le ocurrió a su abuelo el rey Alfonso XIII que tuvo que huir de España cuando se proclamó la República.

En fin, hoy es un gran día para la democracia tan denostada, por otra parte, por los escándalos de corrupción.