Recuerdo aquella noche de 1986 en que, después de acudir a un concierto de jazz en el mítico colegio mayor San Juan Evangelista, más conocido como Jhonny,  descubrí «Velintonia» la casa del poeta Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-Madrid, 1984) sita en una empinada calle situada en la antigua colonia Metropolitano, junto a la Ciudad Universitaria. Pregunté a un amigo que si vivía allí todavía. «Está muerto» -me contestó enojado. Ni siquiera sabía que el premio Nobel había fallecido dos años antes.

Esta casa fue santuario de poetas antes y después de la guerra. Todo aquel que venía a Madrid se pasaba por la casa de Vicente Aleixandre.  Pablo Neruda pasó por allí antes de regresar a Chile en 1934. García Lorca tocó el piano unos días antes de su fatídica muerte durante la Guerra Civil. Miguel Hernández se convirtió en el visitante más asiduo de Velintonia.

Me gustaba la poesía pero, en el instituto sólo había leído a Pedro Salinas, y creía que con eso bastaba. Tenía que leer mucho más. La profesora de literatura me decía que escribía poesías surrealistas. Me gustaba practicar la escritura automática. Escribir lo primero que me pasaba por el pensamiento. Años después, he descubierto que el subconsciente y el lenguaje van unidos de la mano. La emociones van asociadas a imágenes y la poesía lo que hace es transmitir las emociones mediante la palabra. Escribir para mí es una terapia, cuando vuelco mis sentimientos en el papel o en el ordenador, parece que saco los demonios que llevo dentro.

Cuando leí por primera vez «La destrucción o el amor» sentí que esa era la poesía que quería escribir. El grupo «Maga» grabó en directo esta canción dentro de la casa.

Vicente Aleixandre fue galardonado con el Nobel de Literatura en 1977 y autor de poemarios como ‘La destrucción o el amor’, ‘Sombra del paraíso’, ‘En un vasto dominio’ o ‘Mundo a solas’, que publicó en 1970 el poeta y editor Julio Antonio Gómez (Zaragoza, 1935-Canarias, 1988).

Este mes de junio se pueden ver las 16 fotos que le hizo el fotógrafo Joaquín Alcón (Zaragoza 1928-2015) para el libro «Mundo a solas».

En esta casa vivió el poeta desde 1927 y 1927 fue el nombre de la generación poética a la que perteneció. Parece que el 27 estuvo siempre ligado a su vida.

Desde 1984, año de su muerte, se instaló la desolación, el olvido y el abandono en Velintonia. Sólo se salvará el cedro del jardín trasero cuya sombra cobijaba al Nobel en las tardes de verano donde el poeta creó sus mejores obras. Aleixandre acostumbraba a pasear por las mañanas por este jardín  con su pequeño capote. «Entonces aprovecho y cuido un cedro, no digamos pequeño, porque es muy grande hoy día. Pero yo lo planté hace ya 30 años, y este cedro es un arbolito que era de 30 centímetros cuando yo lo planté y hoy tiene una cantidad de metros inmensa. Lo tenemos que podar constantemente porque, si no, se come y derriba la casa» -dice el poeta en una entrevista que concedió al diario «El País» poco antes de fallecer.

Madrid, 16 may de 2018(EFE).- «El digital local «Madrid Diario» premiará este año como iniciativa cultural el proyecto que pretende recuperar Velintonia, la casa del poeta Vicente Aleixandre en el distrito de Chamberí, por ser un «acicate» para hacer trabajar a las administraciones.