El gremio del taxi declara la guerra a las VTC o alquiler de vehículos con conductor y toma las calles de Madrid y Barcelona desde el pasado lunes.
Los taxistas de Barcelona ponen fin a la huelga el pasado miércoles, tras una ajustada votación, después de la propuesta del Govern de regular los VTC.
Los taxistas de Madrid, van a la huelga coincidiendo con la semana de FITUR (Feria de Turismo). Así, muchos de los visitantes de la feria, se encuentran una ciudad sin taxis en una de las semanas más fuertes para este sector que ha supuesto una pérdida de más de 800 euros para cada taxista en los cinco primeros días de huelga.
El problema empieza con la entrada en vigor de la ley OMNIBUS en 2009. El gobierno de Zapatero liberaliza, entre otros, el sector del transporte para salir de la crisis económica.
El problema no son los conductores de las VTC que son trabajadores que se ganan la vida como cualquier taxista para mantener a sus familias, sino los empresarios que especulan con la venta de las licencias. En un principio, se quería permitir la compra de una o dos licencias por trabajador, fomentar el autotaxi. El problema llega cuando se liberaliza la compra de licencias y algunos empresarios piden más de cincuenta. De 40 euros pasan a venderse por 55.000.
Hace veinte años, una licencia costaba 15 millones de pesetas. Muchos taxistas son obreros que se quedaron en paro y se hipotecaron en la compra de una licencia para seguir sobreviviendo.
https://www.lainformacion.com/empresas/ares-capital-gigante-vtc-venta-millonaria/6345533
La empresa Ares Capital de los hermanos Ortigüela se dedica a la venta de este producto. Pasa de 78 trabajadores a 136. Especulan con las licencias. Las compran a 30.000 euros y las venden por 40.000. El Tribunal Supremo abre la puerta hasta 10.000 licencias más. Una licencia por cada cuatro taxis.
La carrera al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid- Barajas es la más buscada. Los taxistas hacen cola para conseguir clientes. Sólo ellos están autorizados a hacer parada en el aeropuerto pero, la policía ha descubierto que, a tan sólo 850 metros de Barajas, VTC ha puesto una parada ilegal. Están obligados a llevar el distintivo VTC de la Comunidad de Madrid. De lo contrario, la multa puede llegar hasta 6.000 euros. Una de cada cinco inspecciones acaba con el conductor denunciado.
La carrera al aeropuerto en un VTC suele costar unos 20 euros. En un taxi normal, más de 30. Ya no están obligados a volver a la base. No pueden estar en las paradas pero si pueden estar circulando. Si les para un cliente, tienen que cogerlo.
Los taxistas siguen viviendo del taxímetro cuando podían estar usando el GPS y las nuevas tecnologías. La gente de la calle piensa que hacen huelga para defender sus privilegios cuando la realidad es otra. Juegan en enorme desventaja competitiva frente a Uber y Cabify que pueden reducir los precios. En el taxi vienen fijados por los ayuntamientos. Ni siquiera pagan impuestos en España. Lo hacen los conductores de VTC que cotizan como autónomos. Es una lucha de autónomos contra falsos autónomos. Se trata de la vuelta al liberalismo económico puro y duro sin intervención de la Administración en una situación en la que los taxistas parten con clara desventaja.
Concluída la feria de FITUR, los taxistas cortan el centro de Madrid en su séptima jornada de huelga. El gobierno de la Comunidad de Madrid dice que no cederá al chantaje. Quince taxistas inician una huelga de hambre para demostrar que es una situación de vida o muerte.
Nuestros abuelos ya usaron algo similar a Uber y Cabify, en los últimos años del franquismo ya existió el Gran Turismo Libre, un servicio de taxis de lujo. Los coches no tenían taxímetro y se podían coger en el aeropuerto, en los mejores hoteles y en algunas paradas en el centro.
Javier Leralta, periodista y escritor, autor del nuevo libro ‘Historia gráfica del taxi de Madrid‘ (La librería, septiembre de 2018), confirma que los antiguos gran turismo son los nuevos Uber o Cabify de ahora. «Era un coche con un uso muy exclusivo y minoritario, porque era más caro y no podía tener más de cinco años de antigüedad. Se puede comparar con los VTC actuales. A fin de cuentas, eran lo mismo».
Estos coches hacían servicios de todo tipo: trabajaban para clientes particulares, en los hoteles, en el aeropuerto de Barajas y en las agencias de viajes para recorridos turísticos por los alrededores de la ciudad, como Ávila, Toledo o Aranjuez. Eran coches americanos, europeos y españoles muy espaciosos, con capacidad para cinco o siete personas. Los modelos más comunes fueron los Seat 1400, 1500 y el Dodge Dart de Barreiros.
Los conductores estaban obligados a estar detenidos en las paradas oficiales del ayuntamiento, en los garajes o en el domicilio de las empresas
El gran turismo desapareció de forma paulatina en la década de los años setenta. Unos apuntan a que los gran turismo no tenían suficiente trabajo y era mejor condensar todo el servicio en el autotaxi.
Por su parte, el periodista Javier Leralta cree que se debe a la creación del servicio de radioemisoras en 1971.«Los gran turismo dejaron de tener en exclusiva la posibilidad de recoger pasajeros en Barajas. Otro motivo, se basa en el enfrentamiento que hubo entre Carlos Arias Navarro, alcalde de Madrid entre los años 1965 y 1973, y Julián Calderón, principal líder del sector del taxi que fue chófer de Carmen Polo, mujer de Franco, cuando los empresarios del taxi solicitaron una subida de tarifas que Arias Navarro rechazó. El alcalde recibió un toque de atención del Pardo, acabó cediendo y permitió la subida de las tarifas de los taxis.
La revancha de Carlos Arias Navarro llegó el 7 de mayo de 1974, ya como ministro de la Gobernación. Aprobó la «orden sobre transmisión excepcional de licencias de autotaxi y otorgamiento de las mismas a conductores asalariados«, aumentando de forma considerable el número de licencias de taxi. La medida se aplicó en toda España, pero Madrid fue la ciudad más afectada: el incremento de licencias fue de 4.600 y se alcanzaron las 15.000 en toda la capital. Supuso una subida cercana al 50%.
Por esta orden, 1.122 licencias de gran turismo en Madrid pasaron progresivamente a formar parte del autotaxi, hasta que en 1978 una nueva reglamentación del taxi propició su desaparición.

