El 13 de enero se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, primera causa de muerte entre los adolescentes. Prefiero hablar del día de la lógica que fue el día 14 o del día internacional de los Beatles, la croqueta o la nieve que fueron ayer, pero no se puede dejar de lado la depresión. Ese enemigo silencioso tiene que salir a la luz.
La depresión es un trastorno emocional que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, siendo considerada como la primera causa mundial de discapacidad.
Afecta a personas de todas las edades y de manera muy significativa a adolescentes y personas de la tercera edad que en algunos casos acaba en suicidio. Tres de cada cuatro trastornos mentales tienen su origen en la infancia o la adolescencia. El fracaso y el absentismo escolar, el coqueteo con las drogas, las conductas irascibles. Eso que llamamos «edad del pavo», puede que enmascare una depresión.
Las personas mayores también pueden sentirse deprimidas debido a problemas de salud físicos como la pérdida de visión, de audición o movilidad. Cuando pasan a ser dependientes, sienten que son un estorbo. Al tener que abandonar su hogar porque les internan en residencias. Ante la pérdida de seres queridos y amigos. La depresión en personas mayores también está asociada a la enfermedad de Alzheimer, a la pérdida de memoria. En esta etapa de la vida es cuando más apoyo necesitan nuestros mayores. Hacerles más fácil el camino que les queda por recorrer teniendo en cuenta que ellos se sacrificaron por nosotros cuando éramos niños.
A veces, detrás del cansancio hay algo más. El hipotiroidismo puede ser la causa del cansancio y la depresión. Influyen también factores genéticos, ambientales como el acoso escolar, laboral o por las redes sociales. Estar expuesto a situaciones estresantes, la depresión postparto, problemas económicos, pérdida o enfermedad de un ser querido o mascota, las separaciones o rupturas sentimentales.
Porque la depresión es una enfermedad, no una actitud ante la vida. Exprésate. Pide ayuda. No estás sol@. Muchas personas la sufren en silencio por miedo al estigma. No te fíes de una persona que sonríe. Sólo un amigo sabe ver que estás deprimido. El alma se refleja en la mirada. Porque tener depresión no es sólo estar triste. Afecta a muchos más aspectos de tu vida como la anhedonia o falta de interés y gusto por las actividades de las que antes disfrutabas. Por eso nos parece que las personas deprimidas no sienten ni padecen o que no son capaces de expresar sus sentimientos.
Si te sientes deprimid@, pide ayuda médica especializada. Y si es necesario recurrir a los fármacos o las terapias psicológicas, no hay de qué avergonzarse. Es una enfermedad más. No se trata de un simple decaimiento o estado de ánimo. En muchos casos, puede conducir a otras enfermedades como el estrés, la ansiedad, las fobias, trastornos obsesivos o, en último término, al suicidio.
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