LA REALIDAD CUBANA

 El dramaturgo y opositor cubano, Yunior García, concede una entrevista al diario El País después de dos meses en España tras su huida de Cuba después de convocar la Marcha por el cambio el 15 de noviembre para pedir la liberación de los presos políticos muchos de ellos detenidos tras las manifestaciones que empezaron el 11 de julio en Cuba, las mayores que ha vivido la isla desde los años noventa.

Solo unos días antes, el disidente había sido fotografiado en la ventana de su casa en el barrio habanero de La Coronela mientras, desde la calle, una turba le increpaba por haber convocado esa marcha. En su mano, el autor sostenía una rosa blanca, símbolo de la paz en Cuba, como cantó en sus versos el poeta cubano José Martí. Ese «acto de repudio”—como lo llaman en Cuba— de partidarios del régimen precipitó su decisión de partir al destierro con un visado de turista de 90 días concedido por España. Ya en Madrid, cuando los focos de los medios se apagaron, él y su esposa, Dayana Prieto, se quedaron solos en la comunidad religiosa que los acogió inicialmente, con una maleta y 220 euros en el bolsillo.

La plaza de Nelson Mandela del barrio madrileño de Lavapiés, en el que ahora vive con su pareja, le recuerda a Centro Habana, un barrio de esa ciudad. «Los domingos, los negros sacan los tambores y los tocan. Eso me recuerda a mi tierra» -dice en alusión a los africanos que viven en este castizo barrio de la capital.

Donde hay un solo partido, de pensamiento único, uno va a la cárcel si piensa de forma diferente. A Leonardo Romero, un muchacho socialista, por gritar: «Socialismo sí, represión, no», lo patearon, lo golpearon. Hay madres dentro de «Archipiélago», la plataforma que creó García para luchar contra la dictadura cubana, a las que han amenazado con quitarle a sus hijos si acudían a la marcha el día 15. En Cuba no hay ni un sólo espacio de libertad ni siquiera para los socialistas críticos con el régimen.

«Estos señores que se dicen revolucionarios, en realidad, para nosotros son conservadores de manual. Esa es la diferencia que existe entre la izquierda progresista y la izquierda revolucionaria. Son conservadores, le tienen pánico a lo nuevo».

Cuba atraviesa no sólo una crisis económica, sino también política. El bloqueo que sufre por parte de Estados Unidos desde hace sesenta años, se ha acentuado con el gobierno de Trump. Además, La isla caribeña vive en gran parte del turismo y con la pandemia de la covid 19 la situación económica se ha agravado.

El comunismo fracasó hace treinta años en Europa con la desmembración de la Unión Soviética y la caída del régimen comunista. La apertura en Cuba hacia un régimen democrático acabaría con el bloqueo y la crisis económica en la que se halla inmersa. Yunior García no es partidario de las sanciones que hagan pasar hambre al pueblo cubano como decía Nelson Mandela en la lucha contra el «apartheid» en Sudáfrica. «Hay un grupo de cubanos que dice no al embargo. En cambio, hay otro que dice «el embargo es necesario». Al anti imperialismo, les interesa el bloqueo económico y tener gobiernos conservadores en Estados Unidos como lo era el de Trump.

En Cuba dan estudios a todos los jóvenes menos a los disidentes. A Yunior García no lo permitieron ir a la Universidad porque era objetor. A los 15 años se hizo testigo de Jehová y objetó a hacer el servicio militar que es obligatorio.

No hay libertad de prensa. Y, si publicas en las redes sociales algo contrario al régimen, te censuran o te ponen una multa.

No se me ocurre mejor forma de terminar este artículo que con el poema de José Martí:

Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.

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