MÚSICA Y POESÍA EN EL LIBERTAD 8 DE LA MANO DE ALBERTO MORATE, YOLANDA CORELL Y JAVIER GIJÓN.

Nada más entrar al mítico café Libertad, del que han salido tantos poetas y cantautores, escucho el poema «Adiós ríos, adiós fontes» interpretado por Amancio Prada y exclamo: ¡Hombre,la Rosalía! Y empezamos a cantar al unísono el camarero y yo. La entrada tan triunfal, me augura una agradable velada. Esta tarde actúan el cantautor Javier Gijón y los poetas Alberto Morate y Yolanda Corell, ambos carabancheleros de pro.

Calle Libertad de Javier Gijón.

Para ir abriendo boca, Javier Gijón interpreta una canción propia.

No sé que tiene tu mirada, tus ojos claros, que nos muestran un mundo de color, tu voz susurrante recitando a poetas del pasado. De azabache canoso son los rizos de tu pelo. Tu sonrisa refleja la pasión. Con compases y entre dulces armonías, sin saberlo, fue gestando una canción. Los acordes y las ganas de soñar. Cada uno conviviendo con su historia, nos juntamos en la calle Libertad. Ojalá volvamos a encontrarnos a las 8 siempre en la calle Libertad.

Recital de Yolanda Corell.

Los versos de Yolanda recitados con su voz dulce y susurrante son palabras suaves que acarician. Siempre empieza sus recitales con el poema que ella ha llamado Elles, a pesar de que a algunas personas no les guste porque dicen que no es correcto, como ella es la creadora lo llama como quiere.

Y, por último, Yolanda recita, acompañada con la música de Javier Gijón, un poema dedicado a una mujer violada, que, aunque no es mujer, derrama sensibilidad por sus poros ante las mujeres víctimas de una agresión sexual. Jirones de su piel desgarrados que hacen que el tiempo se detenga en un segundo que marcará toda su vida. Guardar silencio por siempre, porque el miedo te atenaza, aunque el dolor te queme por dentro. El cielo se nubló, pero no hay tormenta que dure eternamente.

Me ha salido un poema al paso

Alberto Morate tiene un nuevo libro de poemas «Alboroque de poetas» recién salido del horno, pero empieza esta velada en el mítico Libertad, 8, templo de la cultura madrileña, recitando poemas inéditos.

Mientras te pienso, paseo mis árboles en silencio. En el horizonte de mi campo me esperan tus versos. Empiezo muchos libros que nunca termino. En las noches de insomnio, siento la luna en mis manos. Mis hojas ya no están en blanco, las he llenado de palabras, emoción y sentimientos desde que te he encontrado.

Y he terminado en silencio,

Mi radio siempre está encendida lanzando mensajes a mi pensamiento. Siempre tengo la palabra en la boca y el libro abierto. Mensajes en forma de sueño: que seas el protagonista de mi pensamiento.

Y tiene la fuerza del viento

El sentimiento del corazón y la lucidez de la cabeza. La mirada del mar. La calma de la siesta. La sonrisa de las fotografías. Con el sueño esperando a que te duermas. Es una ventana que no se cierra. Una amistad sin reservas. Un amor sin reproches. Un poema que quiere reír y llorar sin vergüenzas. Mostrarse desnudo. Un poema que se alza entre caídas y golpes. Que si es necesario, presentará peleas. Es un poema vivo , trasnochador. Que quiere ver salir el sol, sin preguntas ni respuestas.

A las mujeres poetas.

Me identifico con todas ellas, me despido de los ríos y las fuentes, de los arroyos pequeños porque emigré de un pueblo como Rosalía. Alfonsina Storni y la espuma del mar que salpica a Pizarnik. No quiero callarme como decía María Teresa León. Con los versos con faldas de Gloria Fuertes, aunque me identifico más con las mujeres de mi época que llevamos pantalones y no sólo planchamos.

Silvia Plath que no quería hablar con Dios y, más tarde, se rompía como Campana de cristal. Doy gracias a la vida como Violeta Parra sólo por eso, por estar viva.

Quiero ser poeta para hablar, gritar y no descansar como todas ellas.

Yo tampoco rezo, escribo para descargar mis fantasmas en el papel como Sor Juana Inés de la Cruz.

No te creas nada, pero quiero señalarte la luna y compartir mi amistad contigo a través de mis poemas aunque no te conozca de nada.

A trabajos forzados me condena.

Javier Gijón dice que Antonio Gala le encargó a Antonio Vega que pusiera música a su poema «A trabajos forzados» y le salió esto. Gala dijo que había superado su poema, pero en este alboroque está tan equilibrada la música como la letra.

Alberto Morate también ha escrito un poema a Antonio Gala en su último libro «Alboroque de poetas».

A las 8 en el café Libertad 8, «a trabajos forzados me condena, mi corazón del que te di la llave. No quiero yo tormento que se acabe«.

Tus ojos son como dos espejos en los que mirarme sin derramar una lágrima.

Castigo concibe menos grave que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia. Paraíso sin ti, yo lo rechazo. Que ningún juez declare mi inocencia.

Baladas y canciones. Adolescencia sin amores consumados. Sonetos barrocos. Sonetos de la Zubia.

Reencuentro que tiene que suceder algún día. Su Alhambra, su Córdoba, su Sevilla, Guadalquivir de hipérboles y metáforas o mi Carabanchel.

En este proceso a largo plazo, buscaré solamente la sentencia, a cadena perpetua de tu abrazo.

Y también está Tobías desangelado sin el arcángel Rafael guiándolo hasta Sara. De Troilo a la Soledad sonora. De los verdes campos del Edén a Anillos para una dama. De las cítaras colgadas de los árboles al Manuscrito carmesí. Antonio Gala con el don de la palabra hace que las piedras hablen y con su obra, como si fuera nuestra respiración, nos basta».

Acabamos cantando al unísono «Pongamos que hablo de Madrid«, mientras Alberto recita un poema a esta ciudad que nos mata, pero queremos tanto. Y también Lucía de Serrat, la más bella historia de amor. Fue una velada memorable y ojalá ese café no se llamara Libertad 8 sino Libertad infinita, añade como coletilla final Alberto Morate. Libertad, siempre.

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