Este viernes 20 de diciembre, se ha inaugurado la instalación escultórica El Árbol de la Vida en el Centro Cultural Fernando Lázaro Carreter . El proyecto ha llegado de la mano de la Asociación Carabanchel Distrito Cultural poniendo broche final a las actividades dentro del Festival Cruza Carabanchel.
El Arbol de la vida, diseñado por seis artistas del barrio: Pilar Balsalobre y Carlos Jiménez de PhotoAlquimia; Claudia Bonollo y Denis Broduries de Monamour Natural Design; Begoña Rius y Ángel Merlo de TuPatio, es una instalación artística compuesta por cinco esculturas de hierro que son siluetas humanas hibridadas con animales y plantas dispuestas de modo circular alrededor de un eje central: una encina ubicada en el parterre del Centro Cultural.
Claudia Bonollo explicó el sentido de la obra escultórica inspirada en Las Metamorfosis de Ovidio, que cambiará con el tiempo y tocará las figuras a medida que crezca la copa de la encina, resaltando el tema del umbral entre dentro y fuera.
Hemos creado también un eje que une las tres dimensiones: la tierra conectándola con la del cielo.
Hay una magnífica frase del filósofo Empédocles que dice: «Yo he sido un hombre, una mujer, un pájaro, una planta y un mudo pez que surge del mar».
Una instalación escultórica representa un arquetipo en la escultura y simboliza el ciclo de la vida a través de los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego. Además, menciona un quinto elemento, el éter, asociado al número cinco, presente en los cinco dedos de la mano y en los cinco sentidos.
La diversidad humana, animal y vegetal se celebra en El árbol de la vida, que resalta nuestra interconexión con la naturaleza y la importancia de nuestra unicidad.
El número cinco también es un número que nos manda a otra dimensión porque en el cinco nos convertimos en estrella. Es el símbolo del pentáculo. Recuerdo de la relación que hay entre la tierra y el cielo. Aparte de estar relacionado también con el hombre de Vitrubio de Leonardo Da Vinci que representa la humanidad; una idea del mundo más humanizada y humanizante.
El cinco simboliza el cambio, la libertad, la necesidad de explorar nuevas posibilidades, también la estabilidad.
Nos reporta a la conexión con la madre naturaleza. Se dice además que la virgen de la Encina fue encontrada en un tronco de encina. En muchos cuadros aparece la virgen con un niño y las ramas de una encina.
Ovidio narrando el destino de Dafne en Las Metamorfosis le dice: Serás la fiel guardiana de las puertas imperiales. La encina que está en el centro, siempre mirarás.
La Encina Qercus Sílex, aparte de ser el árbol más nombrado en el Quijote, es también el árbol autóctono de Carabanchel. Encaja a la perfección con la simbología del árbol de la vida, del árbol cósmico. Considerado el árbol rey, el árbol sagrado por excelencia, papel que comparte con el fresno.
La encina no solo era venerada en la cultura pagana; para los romanos era importante y los griegos lo veían como un santuario. Este árbol conecta la tierra y el cielo, presente en diversas culturas, desde la tradición cabalística hasta el cristianismo y los pueblos nórdicos.
Se ha utilizado la iconografía de la virgen de la encina como símbolo de protección. Queríamos subrayar una planta que fuera la protectora del vecindario del barrio.
Otra metáfora es la vida de un árbol que extiende sus ramas hacia el cielo y sus raíces en la tierra. Las figuras a su alrededor, parecidas a árboles caídos, simbolizan la diversidad de la humanidad y están orientadas hacia el centro, hacia el eje cósmico. Cada figura de la instalación escultórica cuenta una historia con un final abierto.
Ahora os proponemos tener una relación más íntima y personal con la instalación -señaló Claudia Bonollo-. Alrededor del tronco del árbol hay una serie de hilos. Hemos elegido catorce colores porque son los que mejor representan nuestro vínculo con las emociones. Jung habla del color como algo que nos permite interpretar nuestro inconsciente.
Os aconsejamos que os dejéis guiar por las emociones, que elijáis aquel color que os hace sentir más felices. Os invito a que cada uno cojáis uno de los lazos para que podáis crear con nosotros vuestro personal vínculo sensorial.
A continuación, Carlos Izquierdo, Concejal Presidente del distrito y Nacho Bonacho, presidente de la Asociación Carabanchel Distrito Cultural, descubrieron la placa conmemorativa que inauguraba esta instalación escultórica. Y Begoña Rius de TuPatio leyó el poema La palabra liberada de la piedra. Brindo el respeto al árbol con una poesía de mi padre que tengo el honor de leer.
Carlos Izquierdo explicó el proyecto cultural que se está llevando a cabo en el Distrito 11 con actividades dentro del Festival Cruza Carabanchel y Plazas con Alma.
Por último, Nacho Bonacho agradeció a los artistas que crearon esta instalación escultórica y a la Comunidad de Madrid por patrocinar las actividades de Cruza Carabanchel en las dos primeras ediciones y a la Junta Municipal del Distrito.
Nacho fue invitado al Plan de Urbanismo y Estrategia del Ayuntamiento de Madrid. Mencionó que es importante crear un barrio para sus habitantes. Agradeció a sus compañeros de la Junta Directiva. El árbol de la vida representa nuestro pasado, futuro y presente, y trabajamos en esto desde la cultura, la mejor forma de avanzar humanamente.
Nacho Bonacho, presidente de Carabanchel Distrito Cultural.
Como colofón a este evento, cada una de las personas presentes rodeamos la encina con el lazo del color que cada una habíamos elegido.


