Al grito de «Muerte al Estado. Viva la anarquía«, ayer tuvo lugar una manifestación contra los CIEs (Centros de Internamiento de Extranjeros) desde la plaza Elíptica hasta el CIE de Aluche, organizada por grupos anarquistas y libertarios.
En Madrid y en otros muchos puntos del Estado Español y del mundo las anarquistas salimos a la calle como enemigas de todas las patrias, fronteras, prisiones y de cualquier forma de Estado-señaló una de las participantes que leyó un comunicado al final de la marcha -delante de cárceles y CIES a final de año.
Los CIES son una respuesta democrática y legitimada pofr el Estado de derecho para gestionar los flujos de mano de obra y abordar la pobreza. Los migrantes son impulsados por guerras, represión, hambre y miseria vinculadas al capitalismo global.
Encontramos eco y complicidad en aquellas que se amotinan en cárceles y CIEs, se fugan de las cárceles, que incendian la ciudad y los barrios tras otro asesinato policial; en quién que se juega la vida o la libertad cruzando o ayudando a cruzar océanos; muros, burocracias y alambradas; a quién se niegan a alistarse en sus ejércitos; a los que desertan; a los que sabotean la industria de la guerra y de las fronteras; a quienes desbordan las protestas oficiales pacíficas y ordenadas de la izquierda del capital.
No buscamos sujetos colectivos que representar, tampoco victimizar. Buscamos complicidad y cómplices en la lucha contra los CIEs, las cárceles, las fronteras y el mundo que las necesita.
En 2024, más de 10.000 personas han muerto en las rutas a España. Hoy estamos aquí no solo para exigir el cierre de los CIEs, sino también para protestar contra todo el sistema de deportación, señaló una migrante que leyó otro comunicado.
La renuncia y el rechazo hacia las personas migrantes. La privación de libertad en los CIES es una herramienta más de la política migratoria de la Unión Europea. Los CIEs son la última parte del sistema de deportación donde terminan las personas en situación administrativa irregular.
Pero en realidad, la cadena colonial empieza desde mucho antes, cuando el derecho a migrar se constituye como un privilegio para unos pocos con capacidad económica suficiente; con la rutas marítimas y terrestres que la gente se ve abocada a tomar a pesar de los riesgos que implican. Continúan cuando se llega a territorio europeo. Y las personas sin papeles no pueden acceder a a ningún derecho por su situación administrativa: a la sanidad, a una vivienda digna, a un trabajo.
Los CIEs se crearon en España en 1985. A pesar de que el Estado los presenta como diferentes de las cárceles, las diferencias son mínimas: la tortura, los malos tratos, la falta de derechos y el abuso de poder son comunes tanto en las cárceles como en los CIEs.
Estos lugares controlan y persiguen a quienes el sistema considera innecesarios y disidentes. Los CIES muestran el poder del Estado, que puede encarcelar a personas por faltas administrativas. Mientras están encerradas, sus derechos son ignorados, creando un ambiente de terror para mantener el orden social capitalista. La inserción social no existe; en cambio, el control sí. La sociedad neoliberal castiga a quienes migran, a quienes pertenecen a clases económicas distintas, a quienes se oponen al sistema, e incluso a quienes tienen un color de piel diferente.
Las participantes culminaron la manifestación cantando a coro El canto a la libertad de José Antonio Labordeta.

